lunes, 27 de agosto de 2007

Pagando por la incompetencia

Por Alberto Quiroga Venegas

¿Qué sucede cuando quieres que los demás paguen por tu incompetencia?
Te encaminas al fracaso.

Tomemos el ejemplo de un mecánico incompetente, que por desconocer el
procedimiento de desmontaje de una pieza, la rompe. Seguramente lo primero
que le pasa por la mente es que la debe reemplazar pues sino el auto no
funcionará, pero difícilmente aceptará el cubrir el gasto y se lo cargará al
cliente.

El resultado de la práctica anterior redunda en que el consumidor final acaba
pagando un sobre precio por la falla del mecánico. Si por alguna razón el cliente
acude con otro mecánico en el futuro y descubre que fue engañado, el mecánico
incompetente automáticamente será vetado.

Hace poco comentaba la problemática de transferir nuestros errores a otros como
una mala práctica debido a que al "quitarnos" la responsabilidad inconscientemente
nos desobligamos de buscar soluciones.

De la misma manera, cuando nos acostumbramos a que los demás paguen por nuestra
incompetencia tendemos a estancarnos pues hallamos una salida fácil a nuestros problemas.

Sin embargo, a veces se nos olvida que no estamos solos en este mundo y si bien es muy
cómodo que los demás paguen por nuestros errores, por su parte los demás no están
dispuestos a pagar por ellos, por lo menos conscientemente. Por lo tanto, cuando alguien
descubre que está pagando de más, reacciona y busca otra opción.

Trabajé en una fábrica cuyo peso ideal de consumo era 700 gr para fabricar una pieza de
450 gr. Esto significaba que después de hacer los cortes y perforaciones, por cada 700 gr. de
material nos quedaba una pieza de 450 gr. de producto terminado. Pero en los libros y en
los controles el peso de consumo estaba tasado en 975 gr. es decir, un 28% adicional. La
cantidad se había calculado con base en los registros históricos, que incluían robos de
material, desperdicios, malos almacenajes y mermas, y todo esto se justificaba diciendo que
el proceso y el personal no estaba preparado para llegar a 700gr. y era mucho más cómodo
tener un peso inflado que compensara errores, negligencia e incompetencia. Obviamente, el
precio de venta estaba en función de 950 gr.

Y así como este caso he sabido de otros, en los cuales, lejos de buscar mejoras se compensan
las fallas, como la historia de aquel que cada vez que escuchaba un ruido en el motor de su
auto le subía el volumen a la radio.

Cuando las empresas, personas o países acostumbradas a cobrar la incompetencia se enfrentan
con otras que no la toleran, el resultado es que el cliente, el patrón o quien sirva de juez entre
ambos toma una decisión lógica y se va con quien mejor le conviene.

Creo que todos en mayor o menor medida somos incompetentes, lo cual es bueno porque
reafirmamos que somos perfectibles y podemos mejorar. Lo malo es cuando nos acostumbramos
a ser incompetentes y encima queremos que los demás paguen por ello.

Ing. Alberto Quiroga Venegas

Más información acerca de este autor, y otros artículos en nuestro sitio:

Ventas en el taller mecánico:

Conviértase en un vendedor asesor
http://www.ganaropciones.com/taller.htm

Buscando Clientes
http://www.ganaropciones.com/buscandoclientes.htm

martes, 21 de agosto de 2007

Diferentes Estrategias Para Entrevistas Laborales

Por la Lic. Ana María Gueli Enriquez

Hay tres estrategias fundamentales en toda entrevista de trabajo.

Cuando una de ellas está ausente, el entrevistador siente que ese candidato
no es el adecuado y prefiere seguir con la búsqueda

1. Estar preparado
2. Saber presentarse
3. Ser entusiasta

1. Estar Preparado:

- Significa tener bien en claro las respuestas de porqué lo deberán contratar

- Conocer las fortalezas que concuerdan con el buen desenvolvimiento del
cargo es fundamental

- Deberá ser muy concreto y sólido respecto a los puntos débiles que
atentan contra el puesto en cuestión, tener preparado como se compensarían.
Para ello hay que ser muy consciente del propio perfil (experiencias, formación,
personalidad, valor agregado).

- Es bueno hablar del propio perfil con otra persona. El decirlo en voz alta
permite saber cuán sólida es la presentación.

2. Tan importante como la presentación es...

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